UNA INICIATIVA DE

Cómo comunicar una muerte por suicidio


Ser la persona responsable de explicar algo tan traumático puede ser aterrador, de hecho, lo es.

Portaremos un mensaje que va a cambiar la vida de la persona que tenemos delante, así que debemos hacerlo con respeto y cariño, pero también con decisión y claridad.

En las siguientes líneas hablaremos de cuáles son los pasos que puedes dar y que te ayudaran a comunicar una muerte por suicidio, a acompañar de la manera más adecuada y por último, pero no menos importante, cuidar de tu salud mental ante esta responsabilidad.

En muchas ocasiones quien informa sobre un suicidio es la policía o la referente del servicio de emergencias. Pero ya seas una persona de la familia, una amistad cercana o un profesional de seguridad o sanitario, estas pautas también pueden ayudarte a comunicar una muerte por suicidio.


Prepárate mentalmente

Lo primero es ordenar la información verídica que conoces; ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo? ¿En qué orden? ¿Dónde vas a comunicar la noticia?

Es importante evitar dar la noticia por teléfono, ya que no sabes cómo reaccionará esa persona, si alguien puede acudir en su ayuda o si su reacción emocional hace que le pueda suceder algo de camino al lugar de los hechos.

Es mejor que le avises de que le ha pasado algo grave a X (utiliza el nombre de la persona que ha fallecido) y necesitas que vaya a donde tú estás, para explicárselo. Si la única forma de contárselo es telefónicamente, sigue las mismas pautas que de forma presencial.

Cuando expliques lo sucedido, hazlo en un lugar tranquilo y mantén un tono calmado y seguro. Utiliza palabras y lenguaje claro y sencillo. Habla pausadamente, dejando espacios para ayudar a que la persona procese la información.


Explica lo sucedido

Tienes que tener en cuenta que, la persona estará agitada, nerviosa e intentando imaginar lo que ha sucedido. Si te hace preguntas con mucha angustia o te interrumpe, dile con calma que le vas a explicar todo lo que sabes y cuando termine de escucharte aclararéis las dudas que tenga.

Es importante que mientras le das la noticias vigiles también tu comunicación no verbal.

Comunica lo que ha sucedido, así como lo has planeado, con una narrativa lógica y cronológica. Cuéntalo sin frialdad, pero sin dramatismo añadido. No te extiendas mucho en la explicación y finaliza explicando con claridad que X ha muerto.

Si la persona se sobrepasa y no puede escucharte o si te pide que pares, acoge cómo se está sintiendo, comprueba que está entendiendo lo que le has explicado y hazle ver que estás presente para lo que necesite.

No es necesario dar todos los detalles macabros en el relato, hay personas que prefieren no saberlo, pero, si la persona pregunta, no mientas. Necesita esa información para rellenar sus vacíos, para repasar la historia y procesar lo que está sucediendo. Si hay cosas que desconoces, habla con sinceridad, no pasa nada por no saberlo todo.

Si no sabes qué decir o hacer, pregúntale qué necesita y cómo puedes ayudar.

Acompañar en los primeros momentos

La persona puede enmudecer, llorar, gritar, desesperarse, agitarse… Su reacción y su dolor es en ocasiones muy difícil de gestionar y aceptar. Pero es válido que reaccione de todas esas formas. No juzgues su reacción, deja que se exprese siempre que no haya peligro. 

Si la intensidad no deja de aumentar y aumentar, trataremos de ayudarle a estabilizarse, mostrando empatía genuina y ofreciendo nuestra ayuda, manteniendo un estado de calma y dejando que la persona se autorregule. 

Si su reacción es extrema y es un peligro para ella u otras personas: dile que comprendes que es un momento terriblemente duro, pero que tiene que parar de hacerse daño, y pide ayuda si es necesario.

Para acabar, ten en cuenta que pasar por esto es muy doloroso y la persona sufrirá, pero no se recomienda el uso de fármacos en estos momentos, a no ser que esté especialmente desestabilizada.

Las personas necesitamos sentir, ser conscientes para activar las estrategias de afrontamiento, reconocernos autoeficaces y aceptar lo sucedido.


Autocuidado tras dar la noticia

Al acompañar a alguien en un proceso doloroso, a veces nos olvidamos de cómo estamos nosotras/os, así que procura no dejar de cuidar de ti también.

Si tu profesión te “obliga” a dar este tipo de noticias, es importante que puedas reconocer un límite entre el dolor de la otra persona y el tuyo.

Nuestras palabras van a causar dolor, y eso da mucho miedo. Al principio puede que la persona no sepa dónde depositar toda esa tristeza y te culpe a ti, aunque solo seas quien transmite el mensaje. Quizá te da miedo no tener todas las respuestas o esa muerte también te afecta a ti de forma directa.

En cualquiera de los casos, será necesario que pongas el foco en cómo te sientes tú. Habrás vivido una experiencia intensa y nada fácil. Escucha cómo está tu cuerpo, recuérdate que tú no eres responsable de lo que ha sucedido y pide ayuda si lo necesitas.

Expresa cómo te sientes, atiende tus hábitos y rutina, déjate cuidar y potencia cualquier actividad que te aporte calma y felicidad.

Comunicar muerte por suicidio a menores


En lo que a menores se refiere, siempre será recomendable que dé la noticia una persona adulta referente y de confianza que se encuentre estable emocionalmente para afrontar la situación.

La comprensión de la muerte en la infancia

Para comunicarnos y comprender las reacciones que tendrá, debemos saber qué saben sobre el concepto de muerte, dependiendo de su etapa evolutiva

Hasta los dos años no comprenden nada sobre ello.

→ De los 2 a 6 años saben qué significa la pérdida, pero piensan que la muerte es reversible, temporal

→ Entre los 6 y 9 años entienden que es para siempre, pero no entienden que es universal, que le pasará a todo el mundo.

→ Entre los 9 y 12 años ya tienen conciencia de la propia muerte.


Comunicar la mala noticia a un/a menor

Es mejor que se realice en un lugar tranquilo y conocido. No debemos esperar días en comunicárselo, porque podría enterarse por terceras personas y de una forma inadecuada.

Los menores necesitan lo mismo que los adultos: un relato lógico y organizado, sin mentiras.

Les preguntaremos qué saben de X, si recuerdan que se encontraba muy muy mal e iremos introduciendo lo que ha sucedido sin detalles desagradables. También usaremos la frase “x se ha muerto” para que puedan afrontar la realidad, siempre a su ritmo.

Confirmaremos que han entendido lo sucedido y nos ofreceremos para resolver cualquier duda y necesidad que tengan.

A partir de aquí, ten en cuenta que no podemos obligarles a hacer o no hacer nada, siempre debemos tener en cuenta sus deseos, como por ejemplo, ir o no al funeral. Si lo desea o lo pide es bueno que vaya, siempre antes anticipando la situación: explicándoles qué va a suceder, quién va a estar, cómo es el lugar al que van, etc.

No tengas miedo de comunicarte con sinceridad con un menor. Habla con serenidad y suavidad de aquello que quiera saber.

Psicóloga integradora especializada en emergencias, duelo y trauma complejo. Experiencia con colectivos con discapacidad, en especial con Personas Sordas. Es curiosa y siempre está en constante formación y autoconocimiento para ofrecer lo mejor de ella.

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